La cultura será nuestra salvación

 Por Jesús Agualimpia 

Se ha dicho hasta la saciedad que los pueblos negros en Colombia no tienen otra salida en su lucha reivindicatoria sino a través del recurso propio. Es decir: destacarnos en lo que mejor hacemos,  llámase cultura o  deporte. A pesar de que Buenaventura es  el primer puerto de Colombia,  nuestra gente no tiene vocación portuaria, bien sea porque no hay escuelas de formación para esta especialidad o porque los empresarios no invierten en programas publicitarios para promover y capacitar a la gente en esta actividad, lo que incide en las cifras de desempleo.

De ahí que necesitamos, para tener mejores condiciones de vida,  hacer lo que no hemos hecho durante años: rescatar y descubrir talentos.  Ese debe ser el principio rector de un Director de Cultura. Por eso la persona que ostente ese cargo debe acreditar experiencia y amplio conocimiento de este.

Además, son necesarios los antecedentes en cargos similares o afines que lo legitimen en su ejercicio. Definitivamente un puesto como el de Director de Cultura no se puede otorgar a dedo debido a la importancia que tiene.

De la Dirección de Cultura depende la preservación del patrimonio cultural del pueblo y el progreso cultural del mismo.  Por eso, y teniendo en cuenta lo que significa el cargo, la persona que lo ocupe también debe tener mucho conocimiento de su etnia, porque es justamente el Director de Cultura quien analiza, explora y explota la idiosincrasia de su pueblo. Más allá del ejercicio del cargo, sus acciones traen  bienestar, desarrollo, turismo y progreso social al municipio.

Alguien decía que nosotros somos privilegiados porque desde que nacemos bailamos. ¿Qué quiere decir esto? Que independiente de la educación, oficio o profesión que tengamos, tenemos un ‘chip’ que está cimentado en nuestro ADN llamado música.

Esto traduce que en esta tierra hay mucho para escoger en materia de talento y no hay que salir a buscarlos muy lejos.  Según los entendidos en la materia, de cada diez niños nacidos en el Pacífico,  siete tienen talento para el baile, cinco para la música y tres para el canto. Por lo visto solo hay que estimularlos mediante programas dirigidos a esa población y allí es donde se necesitan a los cazatalentos auspiciados por la Dirección de Cultura.

Reiteramos: a futuro se necesita un Secretario de Cultura que tenga polo a tierra y se haga la siguiente pregunta: ¿si nosotros nacemos bailando y la salsa entró por Buenaventura, por qué hay más de 120 escuelas de salsa en Cali? ¿Qué pasó aquí y qué debemos hacer para que Buenaventura pueda emular eso?  No seamos simples espectadores. En la próxima hablaremos del deporte y el turismo.

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