Por Eduardo R. Stanford
Tratar sobre los cuerpos inerte de carne y hueso, intactos con un periodo entre los dos mil y tres mil años, como es el caso de las momias de Egipto, es un tema en el que hay que develar increíbles conocimientos fisiológicos. Vamos a ser serios y analíticos para comprender que el ser humano, además del cuerpo físico, tiene otros cuerpos internos que son: el vital, el astral, el mental, el causal, el de la voluntad y el cuerpo del espíritu. En total son siete cuerpos dimensionales cuya energía se compenetra maravillosamente.
Estos cuerpos en el ser humano normalmente son lunares y son vehículos del ego y la personalidad. Estos cuerpos son solares cuando son vehículos del alma y de nuestro ser divino, estas son las vestiduras blancas que alegoriza el Apocalipsis. Los grandes profetas o maestros iluminados transformaron sus cuerpos lunares en solares y así inmortalizaron hasta el mismo cuerpo físico, volviéndose este incorruptible, como es el caso de las momias egipcias. Vale aclarar que hay momias muertas y momias vivas, las momias muertas son las que en aquel tiempo les extrajeron las vísceras y las guardaron en vasos de alabastro y las embalsamaron con cierto preparado de plantas y minerales, y son las que han sido descubiertas por arqueólogos. Están en el Museo Británico. Las momias vivas están en sarcófagos, guardadas en lugares secretos, en estado de catalepsia, vigiladas por un genio llamado Keb, sublime protector de las momias del otrora Egipto, las cuales emanan un agradable olor a flores. El descubrimiento de la momia del sarcófago de Tutankamón se dio para que la humanidad despierte inquietudes esotéricas. Tutankamón evolucionó en otro cuerpo y actualmente es un hombre solar.
Vamos a mencionar unos de tantos hombres y mujeres que obtuvieron “la piedra filosofal” y poseen cuerpos solares; el conde Sant Germán Fulcanelli, quien fue el Dante Alighiere, Nicolás Flamel y su esposa Pernelle, el conde Cagliostro, Kut Mumi que fue Pitágoras, Juana de Arco a pesar de que la quemaron, luego logró la resurrección o cuerpo solar. Muchos de los profetas bíblicos disolvieron el ego lunar y se transformaron en hombres solares. Pero no es solo aniquilar el ego o siete pecados capitales de la psiquis, también es asimilar la energía sexual adaptando el cuerpo a un proceso fisiológico llamado ‘transmutación’.
Me atrevo a escribir este artículo consciente de que la ignorancia es atrevida, y como dijo William Shakespeare: “hay muchas cosas entre el cielo y la tierra que el hombre desconoce”.