Por Santiago Cruz Hoyos
Texto cortesía de El País Cali
Ana Marcela Rengifo, la hermana mayor de Frazier Jr Rengifo, acostumbró a llegar a casa con los trofeos de tenis que siempre ganaba.
Frazier, en cambio, jugador de las infantiles del equipo Boyacá Chicó primero, después del América de Cali, llegaba a veces con una medalla de un título o un subtítulo, aunque regularmente lo hacía con las manos vacías. Los títulos en el fútbol, por supuesto, son para los equipos y además no suman más de tres durante una temporada.
Por ello la repisa donde ubicaban los logros deportivos en la familia Rengifo permanecía ocupada por las estatuillas de Ana Marcela, y aquello hizo que Frazier pensara sobre su futuro.
“Me gustaba más el fútbol. Empecé a jugar a los 6 años en diferentes posiciones y fui muy bueno. Pero llegó un momento en el que vi jugar tenis a mi hermana, que ganaba todos los torneos hasta convertirse en campeona nacional, y desde ahí quise sentir qué es ganar algo por mí mismo. Así que en una ocasión mi mamá, Yeimmy Caracas, le dijo a mi padre que me metiera a jugar un torneo de tenis. Era mi primera vez y me enamoré de este deporte. A los 10 años tomé la decisión de dejar el fútbol para jugar tenis”.
Frazier Jr Rengifo es el primer tenista negro en la historia de Colombia en ingresar al ranking mundial de la ATP (Asociación de Tenistas Profesionales).
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Frazier Rengifo, padre, viste una gorra blanca, camiseta del mismo color, pantaloneta azul. Está a las afueras del Club Farallones de Cali, donde es instructor de tenis. Aún conserva intacto el físico de lo que fue en su juventud: defensa central (o volante de marca en su defecto) del Independiente Santa Fe de Bogotá. Espigado, vigoroso, de mirada y entradas duras cuando el partido lo requería.
Frazier, como su hijo, comenzó jugando al fútbol. En 1992, cuando tenía 22 años, sin embargo, sufrió una grave lesión: rotura del tendón de Aquiles. Eso hizo que saliera del Santa Fe e intentara jugar en Segunda División, pero pagaban tan poco que decidió buscar otras opciones.
Tenía una urgencia: su primogénito, Sergio David Rengifo, hoy jugador del Envigado Fútbol Club, estaba a punto de nacer.
Fue entonces cuando Frazier padre se hizo canchero: se encargaba de arreglar las canchas para los partidos de tenis en diferentes clubes de Cali. Hasta que un amigo suyo le sugirió que mejor se preparara para ser instructor. Frazier alguna vez había sido caddie en el Club Cañasgordas, y en sus ratos libres se dedicaba a aprender a jugar tenis, así que antes de ser futbolista conocía muy bien el supuesto ‘deporte blanco’.
“Y así fue: yo sabía jugar bien tenis y después de la lesión en el fútbol me empecé a preparar para ser monitor. Ya estoy certificado por la Federación Internacional de Tenis, ITF, en nivel 3, que es lo más alto que se puede obtener en enseñanza. Es un curso para entrenadores de tenistas de alto rendimiento. De esta manera conduje a mis 6 hijos al deporte. En mi casa, por regla, se tiene que hacer deporte”.
Frazier padre se llama así porque su papá, precisamente, amaba el boxeo. Era admirador del campeón mundial de los pesos pesados y gran contrincante de Mohamed Alí, Joe Frazier.
Frazier Jr se llama así por su madre Yeimmy. En casa de los Rengifo los nombres de los hijos varones los elige ella, y cuando Frazier padre llegaba a casa, Frazier Jr daba pataditas en su vientre. Por eso decidió llamarlo como su papá.
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Desde hace unos meses Frazier Jr dejó de vivir en su ciudad natal, Cali. Actualmente reside en Tennessee, Estados Unidos, donde fue becado por la Universidad Estatal de East para estudiar gerencia de negocios y jugar tenis universitario. En Colombia le faltó apoyo por parte de la empresa privada y del Estado para continuar con su carrera como tenista profesional, y la única alternativa que tuvo para seguir su sueño fue buscar la beca.
Después de un entrenamiento, y gracias a Facebook, pudimos conversar con él sobre ello y otros asuntos.
¿Cómo se dio tu ingreso a la ATP?
Competí el año pasado en dos torneos profesionales en los cuales obtuve mi primer punto venciendo a Mateo Gómez en Pereira y el otro punto venciendo a un mexicano en Villavicencio.
¿Qué significado tiene el hecho de ser el primer tenista afrocolombiano en ingresar al ranking de la ATP?
Tiene mucho significado porque pude demostrar que todos somos capaces de lograr metas y sueños, entonces me siento muy contento y agradecido con Dios, mis padres, cuerpo técnico y los socios del Club Farallones, El Molino C.A.F y Mac Tennis Academy. Sin ellos esto no hubiera sido posible.
¿Es el tenis un deporte en el que hay racismo?
No pienso que el tenis sea racista, es solo un deporte. Que la gente lo haga ver racista es diferente. Pienso que el tenis es un deporte de sacrificio y lucha. Tuve que pasar por momentos difíciles con mi padre, pero hubo personas que confiaron en mis capacidades. Dios permitió que estuvieran allí por una razón. Ahora jugadores afros en el top no hay muchos, pero hay algunos que están escalando en el ranking como Tiafoe, Felix Auger, Gaël Monfils, Tsonga.
Hablemos de la vida en Tennessee. ¿Cómo lograste la beca?
La verdad la beca se dio gracias a mi ‘head coach’ Martín Stiegwartd. Hablé con muchas universidades pero mis exámenes Sat y Toefl no fueron buenos y mi ‘coach’ me aceptó pese a los resultados que tuve. Fue quien habló con Etsu (East Tennessee State University) para que me aceptaran. Escogí gerencia de negocios porque es una carrera que te permite manejar bien tus ganancias y además es muy asequible para los horarios que tienen que cumplir los tenistas.
¿Cómo está conformado tu equipo?
Martin Stiegwardt, ‘head coach’, e Ismael Merino, ‘assistance coach’. Todos los compañeros son muy buenos, con una experiencia impresionante. Hemos ganado la conferencia 11 años seguidos. Eso quiere decir que somos los mejores en nuestra conferencia y vamos a seguir siéndolo, con la ayuda de Dios.
(Frazier es cristiano. Cuando era niño se hizo hincha del Deportivo Cali porque escuchaba a los jugadores darle la gloria a Dios en las entrevistas. Eso le gustó del equipo, aunque jugaba para el América).
¿Cómo es la preparación de un tenista con aspiraciones de consolidarse en el profesionalismo?
Un tenista nunca termina de prepararse, hay muchos factores que te sacan de foco como mujeres, fiestas, relaciones, familia, amigos. Eso hay que saber manejarlo. Otro de los factores más importantes es la alimentación. Un tenista sin una buena alimentación no rinde. Ahora, la fuerza mental es el todo. La mente controla lo que tú eres o quieres ser como jugador. Y para ser profesional hay que hacer sacrificios.
¿Como cuáles?
La familia se extraña mucho, y la gente en Cali, que es alegre todo el tiempo a pesar de las cosas malas que pasan. En Cali todos siempre están felices y dispuestos a hacer felices a las otras personas. Sacrificios tienes que hacer para alcanzar todo lo que quieres lograr. Viajas por largas temporadas y estás en casa corto tiempo y si tienes una relación, pues tienes que tratar que la persona con la que estás entienda lo que haces. Es duro, por eso no tengo novia, no quisiera que ella sufriera.
¿Por qué debiste irte de Cali?
La verdad la Liga Vallecaucana de Tenis me apoyó en mi carrera como jugador de tenis, pero se necesita respaldo por parte de la Federación. Fuimos muchos con talento los que no fuimos apoyados por la Federación y eso hizo que me fuera del país. Pero bueno, estamos aquí ahora y eso ya quedó atrás. Sé que hay muchos niños con proyección que van por un buen camino, a lo mejor esta generación pueda alcanzar metas grandes para el tenis de Colombia.
¿Cuáles son tus referentes en el tenis? ¿Conoces la historia de Arthur Ashe?
Sigo a Gaël Monfils (algunos le dicen a Frazier ‘el Monflis’ colombiano) y Rafael Nadal, pero todos los grandes jugadores tienen sus virtudes. Claro, quiero llegar ser como Arthur Ashe, el primer afro en ganarse tres títulos de Grand Slam y número 2 de la ATP. Un modelo a seguir.
¿Qué sigue tras ingresar a la ATP?
Quiero terminar mi carrera y seguir jugando tenis profesional para llegar a ser número 1 del mundo, con la ayuda de Dios. Todo lo que hago es para sacar a mi familia adelante, que cada uno de mis hermanos completen sus sueños, porque se lo merecen. Quiero estar allí para ayudar. Es la única forma de decirles: gracias por todo.