Se torna incomprensible que mientras las fuerzas del orden encargadas de la seguridad de los colombianos trabajan incesantemente atrapando a cientos de delincuentes, algunos jueces los dejan en libertad y siguen delinquiendo. De ahí que muchos colombianos nos preguntamos qué está pasando con la justicia.
Según Transparencia Internacional, de hecho, 45% de los colombianos describe al sistema judicial como corrupto, al tiempo que solo 34% confía en él.
Pero el panorama no podía ser más desolador ahora que según El Espectador, se ha denunciado una red de corrupción liderada por algunos magistrados y expresidentes de la alta corte, donde la Fiscalía General ya imputó algunos delitos como concierto para delinquir, falsedad material e ideológica en documento público, prevaricato por acción, entre otros.
Para Diego López Medina, doctor en Derecho de la Universidad de Harvard y actual profesor de la Universidad de los Andes, existe una gran indisciplina por parte de los jueces y los abogados para llevar a cabo las audiencias.
Tanto así que hoy – según datos del Consejo Superior de la Judicatura – el 50% de las audiencias en Colombia no se realizan. Súmele a esto, que en teoría económica está comprobado que los niveles de inversión de un país están directamente relacionados con su capacidad judicial.
Un planteamiento que en su momento describió el premio Nobel de economía Douglass North, de manera concisa: “la inversión y el ahorro social se ven reflejados en la capacidad de una sociedad de proteger la propiedad y el contrato”.
En tal sentido la sociedad colombiana espera acciones contundentes en contra de aquellos funcionarios que se prestan para cometer actos ilícitos afectando la imagen del país y la honra de todos sus habitantes.
Finalmente, surgen algunas propuestas tales como la Constituyente que propone la senadora Viviane Morales, con la cual se pretende hacer una reforma a la justicia para conjurar todos los males que la aquejan; intensificar una educación en los cimientos (valores) desde los hogares para evitar que los jóvenes caigan en manos de la delincuencia y por último la construcción de más centros penitenciaros para albergar a los miles de delincuentes para que no sigan poniendo en vilo la seguridad de los colombianos.
Por Aldemar Velasco